Cada vez más me encuentro en consulta casos de miedo a enamorarse. Y es que hemos generado una auténtica fobia al amor. Una fobia es un trastorno ansioso ante un estímulo que no es peligroso. Al presentarse en nuestra vida hace que nos suban las pulsaciones, sudemos, temblemos y terminamos evitando esa situación. Pues algo así veo diariamente con el amor. Cada vez que aparece por algún lado intentamos evitarlo a toda velocidad, sin ni siquiera dejar que se pronuncie esa palabra tabú. Hemos aprendido que el amor es un estímulo completamente peligroso y que es mejor no tenerlo. Ya sea por el miedo al rechazo, por una experiencia amorosa negativa anterior o por el simple hecho de que rompa tu identidad idílica de individualidad, no dejamos que éste entre en nuestras vidas.
Pero, ¿y en qué momento pasamos de ver el amor romántico como el ideal y hemos pasado a verlo como algo completamente negativo? A nivel social, la influencia de la tecnología es una de la principales razones de este cambio, según mi punto de vista. La accesibilidad a conocer personas, la facilidad con la que puedes iniciar y acabar todas las relaciones y sobre todo el efecto constante que tiene la novedad de estímulos y personas, crean una pomada ansiolítica en contra del amor. Y aquí viene la mejor parte, dentro de las normas sociales no escritas en ningún sitio, dejamos de mostrar interés por quienes nos atraen para demostrar un “te respondo en 4 horas, no me interesas tanto, estoy mejor soltero, me gustas pero no estoy en un momento en mi vida para una relación, me lo pones muy fácil y he perdido mi interés” porque hemos aprendido que es mejor, no tener pareja o cerrarse al amor, a que te rechacen, a que te digan que no le gustas o que no quieren verte.
En definitiva, está de moda tener miedo a sentir, porque el querer asusta, y asusta tanto que mejor no sentirlo.
En consulta trabajamos las fobias de una manera muy sencilla. Cuando el estímulo que no es peligroso aparece en tu vida, enfréntate a él. Sólo así podrás comprobar que hay muchos más factores positivos que negativos, y que esa creencia poderosa, al final no es más que un aprendizaje experiencial incorrecto.